Transhumanismo: Un estilo de vida.
Como en el post anterior mencionamos la historia de Neil Harbisson, y los avances que logro como persona transespecie; en el día de hoy, repasaremos la historia de otras tres personas que han prestado su cuerpo para hacer historia en términos transhumanistas. Tres personas que se sometieron a cirugías que les permitieron mejorar capacidades y expedir sus cualidades sensoriales.
Tres historias de transhumanos:
Rob Spence, cineasta, se ha definido como “eyeborg”, debido a que ya desde hace 10 años tiene una prótesis ocular que tiene una micro cámara capaz de enviar las imágenes que capta a un receptor. Cuando era niño tuvo un accidente que le dañó la córnea del ojo, y perdió la visión. Si bien este dispositivo no le permitió recuperar ese sentido, se convirtió en una forma de experimentar artísticamente.
“Ya rondaba los 30 años cuando me dijeron que me debían quitar el ojo, me había convertido en ese entonces en documentalista. La clave en hacer documentales es que hay que hacer películas desde un punto de vista. Y bueno, en este caso, la perspectiva desde tu propio ojo es bastante interesante”
Desde ese entonces, creó versiones de esa prótesis ocular. Según dice, esta actividad para él se convirtió en un hobby donde se permite crear libremente junto con amigos que están especializados en diseño o ingeniería.
Ingeniero y profesor de cibernética, Kevin Warwick en 2002 se implantó 100 electrodos en el cuerpo y los usó para mover objetos. De este modo, logró sentar un precedente que fue utilizado para desarrollar tecnología para personas con discapacidad.
“Conectaba mi sistema nervioso por medio de cables a la computadora, a internet, así que si movía mi mano, señales en mi sistema nervioso que causaban el movimiento, tomaban esas señales y las usaban para hacer varias cosas: tomar señales motoras para controlar una mano robótica, prender luces, y hacer cosas así”
En 2013 Moon Ribas se incorporó sensores en los brazos conectados a un sismógrafo online que le permitían experimentar, en tiempo real, una vibración en el cuerpo cada vez que había un terremoto en algún punto de la tierra. De esta manera ella desarrolló lo que llamó 'un sentido sísmico'.
"Yo creo que a lo largo de los años, desde la Asociación Cyborg hemos tratando de describirlo de distintas manera: se puede ser cyborg psicológico, porque cuando el teléfono se nos acaba la batería decimos ‘me estoy quedando sin batería’ en vez de ‘el teléfono se está quedando sin batería’. También se puede ser biológico, como fui yo, que es estar físicamente unido a la tecnología y el otro puede ser un cyborg neurológico que es la modificación del cerebro porque has estado unido a la tecnología”
“Puedes sentirte cyborg o no”.
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